Escribo esto mientras Marc lee un documento.
Acaba de decirme, pertrechado:
"Nadie nos puede prohibir que, cuando te diga Ian Wilson , tú me entiendas Ian Wilson, ¿de acuerdo?"
"Está bien", le respondí. ¿Por qué diablos me habla de Ian Wilson?
Esta conversación me resultó particularmente extravagante, particularmente grotesca. Me di vuelta y le dije que nos viéramos mañana, que hoy no lo invitaría a pasar a mi habitación.
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